Bicicleta

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jueves, 13 de agosto de 2015

| A causa de los rosales |

Ya no sabemos lo que buscamos.

Preferimos encontrar alguien que nos rompa el corazón mas que alguien que nos alegre la vida. Y es que no vemos la esencial, no vemos lo invisible, solo buscamos la cascara, eso que no sirve y que con el tiempo se deteriora.

Somos una sociedad superficial. Desde chiquitos nos enseñan a buscar al príncipe azul, ese que tiene grandes castillos y que podría enamorar a cualquier dama.
Los príncipes azules existen en el interior de cada uno, no se personifican, no son nunca lo que realmente esperamos.

Los príncipes azules son aquellos que se interesan, que desperdician tiempo con nosotras, son esos que harían cualquier cosa porque los miráramos de manera diferente, son esos que agradan con una sonrisa sincera o con una simple frase estúpida.

Estamos en un jardín de rosales, buscando y buscando sin darnos cuenta que lo tenemos enfrente, sin darnos cuenta que estuvo allí todo este tiempo.

Negamos la realidad, nos cegamos ante la idea, corremos a un lado esa flor y seguimos buscando aquella que nosotros consideramos correcta. Y cuando la encontramos caemos y cuando nos caemos el sigue estando, porque siempre estuvo.

Pero el tiempo determina y a veces los príncipes se cansan de ser apartados, se cansan de esperar, las princesas se dan cuenta tarde y el felices por siempre tarda en llegar, o simplemente no llega. 

Y así las rosas se marchitan viviendo vidas infelices con príncipes de plástico que de a poco se derriten. Primero caen las hojas y luego los pétalos, el día se vuelve gris y el jardín ceniza de algo que jamas llego a ser.