— Ni siquiera se porque estoy haciendo esto — Se lamento ella caminando lejos de su presencia — Gran equivocación Ailen, gran equivocación.
— Espera — Interrumpió el tomándole la mano — No te vayas ¿A donde vas? Y esta vez no me mientas. No me digas que te vas a la facultad, porque así vestida no te creo nada — Bromeo el haciendo que ella riera, aunque claro que luego se arrepintió de hacerlo, y tomando la posición defensiva, se soltó de su agarre.
¿Como había sido tan tonta ¿Como le había dicho a un completo extraño a donde se dirigía?. Ailen quería culpar con todas sus fuerzas la presión del momento. Quería culpar con todas sus fuerzas al pánico que se había apoderado de ella cuando lo tuvo frente a frente, tan cerca que sentía su respiración. Eso hizo que de cierta forma no pudiera encontrar una mentira coherente para la situación. Su mirada la inhibía y hacia que no pudiera mentirle.
Alex no le creyó cuando ella le dijo que iba a la facultad un sábado, a las 6 de la mañana. Si lo piensas bien no es nada normal que una chica como ella saliera toda encapuchada de su casa con la música de Ed Sheeran a todo volumen para ir solo a la facultad. Cuando se enfrento a ella lo hizo son dudar, viendo como su actitud demostraba que no estaba interesado en el. Por alguna extraña razón al verla tenia las incesantes ganas de acunar su rostro entre las manos, en tomar su mano y acariciar su suave y pálida piel.
— ¿Que prentendias que hiciera en medio de la Avenida? ¿Que me fuera con vos? — Inquirió ella — Aparte que clase de fracasado intenta ganarse a una chica en medio de la calle saliendo recientemente de un boliche. Eso es patético.
— ¿Quien dijo que salia de un boliche — Pregunto Alex mirándola de costado, ignorando los insultos que había descargado sin piedad.
Bueno, esa era la única opción que había según ella. Ver a un chico con jeans desgastados y camisa a cuadros, bien vestido y arreglado un sábado a las 6 de la mañana solo podía implicar eso. Aunque era raro que no estuviera borracho, y era también raro que estuviera solo y no con los amigos con los cuales había pasado la noche.
— Te explico si queres — Dijo el disfrutando el momento — Pero vas a tener que dejar de correr.
Y así de fácil encontró el punto débil de Ailen, la curiosidad. Imagínense que había estado toda la noche pensando en que le había dicho al oído mientras ella escuchaba música, se había estado preguntando porque le había hablado, o siquiera que hacia en esa avenida. Se lo había estado preguntando por horas y no iba a quedarse con la duda. Así que ,rindiéndose a la incertidumbre, detuvo el paso y volvió a enfocarse en sus ojos.
— No fui a ningún boliche — Admitió Alex — Estaba saliendo de trabajar del centro de monitoreo.
Muy razonable, el centro de monitoreo quedaba justo a la vuelta de donde ella tomaba el colectivo.
— ¿Y porque me hablaste? — Pregunto ella ya perdiendo la paciencia.
— La verdad es que es una pregunta que todavía me cuesta responder — Respondió Alex cortando nuevamente la distancia que los separaba.
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